Hoy he leído que el nuevo presidente del Perú, el señor Ollanta Humala, ha dicho que no va a descansar ni un sólo día hasta conseguir acabar con la pobreza y conseguir la inclusión social de todos los peruanos sin distinción alguna. He leído también en Humala: “No descansaré hasta acabar con la exclusión y la pobreza en el Perú” que va a dar becas a los chavales más pobres, que pretende reformar la seguridad, etc., etc., y automáticamente me he preguntado ¿misión imposible? y me constesto que si no es del todo imposible (creo, y ojalá me equivoque, que sí) será tela de difícil y necesitará de una gran dosis de mano izquierda, nunca mejor dicho, y contar con un equipo de gente dispuesta a no dejarse corromper, a no dejarse apoltronar en los sillones, a no burocratizarse, etc. Ahora bien, ese es el gran reto que ha de cumplir y más vale morir en el empeño, como le ocurrió al compañero Salvador Allende, que ser recordado como traidor a las promesas de libertad, solidaridad, justicia social, etc., ofrecidas a su pueblo para conseguir el gobierno, ya que el poder es otra cosa, no nos engañemos. Por último, sólo me resta desearle al señor Ollanta Humala una buena andadura y que se deje aconsejar por los que llevan años peleando contra viento y marea contra el Capital y el Imperio.
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